27 noviembre 2015
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17:50
Dejamos dos besos marcados en la nieve y luego calentamos nuestros labios juntando nuestros diecisiete inviernos. Llegó la primavera y ese primer rayo de sol deshizo las huellas a la vez que nos dijimos adiós, el viento de tu vida te alejó.
Los inviernos siguieron pasando y dejando sus huellas, esas sobre las que bailaba la coqueta primavera y muchos labios sustituyeron tus primeros labios y hubo muchas despedidas después de aquella.
Y llegó el invierno, otro más, ya rondaban la cinquentena, y con mi libro gastado y mi vista un poco también entré en aquel café, hacía frío, nevaba, y sentada en un rincón mientras me quitaba un guante reparé en ti y tu reparaste en mi, nos miramos cómplices, yo no podía dejar de hacerlo y te acercaste a mi. Nos saludamos con ternura, tanto tiempo, tanta vida y aún un hilo nos cosía, yo lo sentí y en tu mirada también lo leía. Charlamos hasta que las luces del local nos invitaron a irnos. Salimos y rodeados de nieve caminamos sin rumbo, sin querer volver a ninguna de las dos rutinas y de repente dijiste... ¿marcamos un beso en la nieve? y de nuevo esos besos fueron la excusa para calentar nuestros labios y al hacerlo se me cayó el gastado libro del que se escapó milagrosamente una mariposa..., y los dos sentimos que la vida nos regalaba aquella robada primavera.
Published by miradasdeana