Tengo unas flores nuevas en la terraza, me gusta mirarles, pero echo de menos tus ojos para mirarles juntos, tu mano en mi mano para recorrer el pasillo que lleva al dormitorio, siento tu taza de café sin café a mi lado y ya no me gustan las flores, ni mi dormitorio, ni siquiera el café, sólo tu piel me calienta y siento mucho frío, demasiado frío. No me dejaste una caricia de recuerdo guardada en un cajón, mi mejor joya, no me dejaste un beso prendido en la cuerda de la ropa con una pinza, no me dejaste tus palabras pícaras bailando sobre la cama para poder dormir abrazada a ellas.
Te llevaste contigo hasta mi último aliento, mi última carcajada, mi último suspiro.
Vacía y muerta sigo plantando flores, como en un cementerio simulando la vida...